Marta Gómez. Córdoba
Dificultad para respirar y síncopes ante esfuerzos pequeños, hinchazón en las piernas, malestar al estar acostado en posición horizontal, uñas en vidrio de reloj y tinte azulado en los labios son los síntomas más frecuentes que presentan los enfermos de hipertensión arterial pulmonar (HAP), una patología que afecta a unas 1.500 personas en España, y cuyo diagnóstico sigue siendo todavía un reto. Así se concluye en el taller de trabajo sobre esta patología, que la Asociación Española de Hipertensión Arterial Pulmonar ha organizado, en colaboración con Lilly, en el marco de la X Reunión de Invierno de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), celebrada en Córdoba.
Adolfo Baloira, Irene Delgado, Sara Toledano, psicóloga y autora
de la guía "Aspectos Emocionales de la Hipertensión Pulmonar",
y Carmen Turbí, médico de investigación clínica de Lilly.
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“Aunque existe una amplia investigación en esta grave enfermedad y hay fármacos de calidad que permiten su cronificación, la sospecha de esta patología es todavía muy baja, ya que al ser poco prevalente, no se piensa en ella”, apunta Adolfo Baloira, neumólogo del Hospital de Montecelo (Pontevedra) y coordinador del Área de Circulación Pulmonar de la Separ.
En este sentido, la presidenta de la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar, Irene Delgado, ha aprovechado el encuentro para reclamar que “la enfermedad exista para los especialistas –cardiólogos y neumólogos, fundamentalmente- y, después, para los médicos de familia, porque tu vida se convierte en un peregrinar de pruebas, sin saber qué te pasa”. Así, a Delgado le tardaron en diagnosticar la HAP un año y medio.
Respecto al tratamiento, Baloira señala que los pacientes suelen recibir una combinación de tratamientos generalistas –como diuréticos, anticoagulantes u oxígeno- junto con específicos para su enfermedad, que se engloban en los tres grupos correspondientes con las tres vías biomoleculares que contribuyen a regular la presión arterial pulmonar: vía del óxido nítrico, vía de prostaciclinas y vía de la endotelina“.
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